STEVIE WONDER.
"Talking Book".
1972.
El nombre de Stevie Wonder está ligado al éxito, la fama, los reconocimientos y las ventas millonarias de discos, al contrario de muchos músicos afroamericanos (no dije negros para ser políticamente correcto), que a pesar de su genialidad, sólo fueron reconocidos después de su muerte en el peor de los casos y en su retiro, en el mejor de ellos. Wonder ha recibido en vida: veinticinco premios Grammy, veinte premios diversos, que incluyen un Oscar, Comendador de las Artes y las Letras (Francia), Salón de la Fama del Rock, Salón de la Fama de Compositores, Personaje del Año, Embajador de la Paz y otros.
Wonder también ha sido el creador de una treintena de canciones que se convirtieron en éxitos rotundos y ha vendido más de 100 millones de discos en su vida, y en todo esto tienen que ver, por supuesto su genio musical, pero también su contexto el inesquivable contexto, condicionante, para bien o para mal de nuestras vidas.
Stevland Hardaway Judkins, nombre oficial de Stevie, nació en 1950 y para cuando inició la dácada setentera era ya, una de las grandes promesas-realidades de la música soul, la parte más difícil de la lucha por los derechos civiles ya había pasado, la industria musical no sólo no rechazaba a los músicos afro, sino que los buscaba por ser productores de jugosas ventas de discos y ya existía Motown, la disquera de la música soul, funk y anexas, por autonomasia.
Y aunque empezó a grabar discos a muy temprana edad, es en esta década cuando floreció el talento de otro planeta que tiene y es también la dácada de sus mejores trabajos: Music of my Mind, el que estamos comentando y Songs in the Key of Life, son tres joyas de la discografía "wonderiana", y de toda la música soul y las tres nacieron en los setentas, la época gloriosa de Stevie Wonder.
Siguiendo los pasos de Ray Charles, Wonder amalgamó todo su saber musical y todas sus influencias en un estilo rico y variado, transracial y desprejuiciado, para Stevie, la mezcla de los estilos negros y blancos, como para Ray, no era una traición a nada y sí, un engrandecimiento de la música, además de un acto de fidelidad a ella.
En el contexto personal, Stevie atravesaba por un momento difícil, debido a su separación de Syreeta Wright, después de un breve matrimonio y es ésta separación la que marca la tónica del álbum, que es un tratado del amor, sus tristezas y alegrías, su principio y su fin, y fue realizado bajo el influjo de las sensaciones y pasiones que desata el sentimiento amoroso, sea feliz o desdichado, porque se ha comprobado mil veces que los artistas enamorados o atormentados producen a menudo sus mejores obras.
Y aquí aparecen las mencionadas aleaciones de la música soul, dolorosa y profunda, con los elementos, cuidadosamente escogidos del arte musical blanco, hay mucho "Soul", "Funk", coros salidos de las profindidades del Continente Negro, teclados furiosos y plañideros, odas al amor y maldiciones, pero al final, entre la enorme decepción, aparece la fé de Mr. Wonder en el sentimiento humano por excelencia y entre estos ires y venires, Stevie encontró los arreglos que hablan como el título del disco, de la paz, la furia, el desasosiego, la esperanza, la euforia y la resignación de un modo tal que si las piezas no tuvieran letras, todas las pasiones enlistadas seguirían siendo reconocibles.
Stevland Hardaway Judkins, nombre oficial de Stevie, nació en 1950 y para cuando inició la dácada setentera era ya, una de las grandes promesas-realidades de la música soul, la parte más difícil de la lucha por los derechos civiles ya había pasado, la industria musical no sólo no rechazaba a los músicos afro, sino que los buscaba por ser productores de jugosas ventas de discos y ya existía Motown, la disquera de la música soul, funk y anexas, por autonomasia.
Y aunque empezó a grabar discos a muy temprana edad, es en esta década cuando floreció el talento de otro planeta que tiene y es también la dácada de sus mejores trabajos: Music of my Mind, el que estamos comentando y Songs in the Key of Life, son tres joyas de la discografía "wonderiana", y de toda la música soul y las tres nacieron en los setentas, la época gloriosa de Stevie Wonder.
Siguiendo los pasos de Ray Charles, Wonder amalgamó todo su saber musical y todas sus influencias en un estilo rico y variado, transracial y desprejuiciado, para Stevie, la mezcla de los estilos negros y blancos, como para Ray, no era una traición a nada y sí, un engrandecimiento de la música, además de un acto de fidelidad a ella.
En el contexto personal, Stevie atravesaba por un momento difícil, debido a su separación de Syreeta Wright, después de un breve matrimonio y es ésta separación la que marca la tónica del álbum, que es un tratado del amor, sus tristezas y alegrías, su principio y su fin, y fue realizado bajo el influjo de las sensaciones y pasiones que desata el sentimiento amoroso, sea feliz o desdichado, porque se ha comprobado mil veces que los artistas enamorados o atormentados producen a menudo sus mejores obras.
Y aquí aparecen las mencionadas aleaciones de la música soul, dolorosa y profunda, con los elementos, cuidadosamente escogidos del arte musical blanco, hay mucho "Soul", "Funk", coros salidos de las profindidades del Continente Negro, teclados furiosos y plañideros, odas al amor y maldiciones, pero al final, entre la enorme decepción, aparece la fé de Mr. Wonder en el sentimiento humano por excelencia y entre estos ires y venires, Stevie encontró los arreglos que hablan como el título del disco, de la paz, la furia, el desasosiego, la esperanza, la euforia y la resignación de un modo tal que si las piezas no tuvieran letras, todas las pasiones enlistadas seguirían siendo reconocibles.
Típico disco que hace un montón de años que tengo en la estantería y que tan sólo escuché en un par de ocasiones. Ni me acuerdo, con lo que tu post me va de maravillas para darle una nueva escucha.
ResponderEliminarSaludos