QUICKSILVER MESSENGER SERVICE.
Quicksilver Messenger Service
1968.
Estos mensajeros del flower power, del mundo nuevo y del amor son una de las bandas más originales de toda la historia del rock, formada por músicos folk que fueron desplazando el espectro musical hacia la sicodelia y el llamado rock ácido, producto de su asentamiento en la mítica Frisco de fines de los sesentas.
El mencionado periplo de un género a otros, la mentalidad colectiva que se sintetizaba en la palabra "búsqueda" y la apertura y actitud de los oyentes hacia toda propuesta musical nueva que tuviera el sello "juvenil" (en el jazz había mucha inovación sin la audiencia masiva del rock) se concatenaron para que John Cipollina en guitarra; David Freiberg guitarra, bajo y viola; Greg Elmore en los tambores y Gary Duncan guitarra y voz, produjeran este sonido que aún dentro del rock ácido y en comparación con otras bandas del género sonaran inimitablememnte.
Este es su disco debut, uno de esos debuts por demás afortunados, como muchos otros en el rock, con músicos creadores de sonoridades nuevas, mucho empuje, inspiración y fé en lo que estaban haciendo y en el caso del rock de estas épocas se consideraba algo en verdad trascendental, mucho más allá de ganarse un buen varo. Desde "Pride of Man", la canción de inicio, el escucha sabe que está ante algo especial, los coros, las formas de cerrar cada estrofa, la utilización de las guitarras (en el Quick rasgo característico) le avisan que no va a escuchar más de lo mismo.
Y para que el goce vaya en aumento, se liga con "Light your mirrors", fina pieza de orfebrería musical con las guitarras otra vez resaltando inmensamente, ambas piezas de inicio preparan la entrada de "Dino´s Song", bella balada de esas simples pero que no les falta nada para conquistar al oído y luego un rolón inconmensurable que se llama "Gold and Silver", haciendo honor al nombre, más orfebrería en metales preciosos, esta vez en una pieza instrumental que devela todos los secretos del sonido Quick en lo que concierne al uso de las guitarras.
Y el cierre que mantiene la tensión placentera, la fuerza combinada con la delicadeza en dos piezas, la primera, otra balada muy roquera al estilo de la canción de Dino y la larguísima "The Fool", otra lección de como hacer piezas largas, al estilo del jazz, sin ser aburridos, sin cansar y al contrario, generar el deseo en el auditorio de que jamás termine.
El mencionado periplo de un género a otros, la mentalidad colectiva que se sintetizaba en la palabra "búsqueda" y la apertura y actitud de los oyentes hacia toda propuesta musical nueva que tuviera el sello "juvenil" (en el jazz había mucha inovación sin la audiencia masiva del rock) se concatenaron para que John Cipollina en guitarra; David Freiberg guitarra, bajo y viola; Greg Elmore en los tambores y Gary Duncan guitarra y voz, produjeran este sonido que aún dentro del rock ácido y en comparación con otras bandas del género sonaran inimitablememnte.
Este es su disco debut, uno de esos debuts por demás afortunados, como muchos otros en el rock, con músicos creadores de sonoridades nuevas, mucho empuje, inspiración y fé en lo que estaban haciendo y en el caso del rock de estas épocas se consideraba algo en verdad trascendental, mucho más allá de ganarse un buen varo. Desde "Pride of Man", la canción de inicio, el escucha sabe que está ante algo especial, los coros, las formas de cerrar cada estrofa, la utilización de las guitarras (en el Quick rasgo característico) le avisan que no va a escuchar más de lo mismo.
Y para que el goce vaya en aumento, se liga con "Light your mirrors", fina pieza de orfebrería musical con las guitarras otra vez resaltando inmensamente, ambas piezas de inicio preparan la entrada de "Dino´s Song", bella balada de esas simples pero que no les falta nada para conquistar al oído y luego un rolón inconmensurable que se llama "Gold and Silver", haciendo honor al nombre, más orfebrería en metales preciosos, esta vez en una pieza instrumental que devela todos los secretos del sonido Quick en lo que concierne al uso de las guitarras.
Y el cierre que mantiene la tensión placentera, la fuerza combinada con la delicadeza en dos piezas, la primera, otra balada muy roquera al estilo de la canción de Dino y la larguísima "The Fool", otra lección de como hacer piezas largas, al estilo del jazz, sin ser aburridos, sin cansar y al contrario, generar el deseo en el auditorio de que jamás termine.
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