MASSIVE ATTACK EN EL METROPOLITAN.
El miércoles 10 del presente, acudí al Teatro Metropólitan, uno de los bastiones de OCESA, la empresa que en las últimas décadas ha traído a México una gran cantidad de muy buenos conciertos, llegué dos horas antes porque no me gusta manejar cuando ya cayó la noche y porque siempre estoy pensando que voy a encontrar una cantidad de tránsito infranqueable.
Mientras esperaba a mi acompañante e invitadora me entretuve observando al ejército de revendedores de boletos que pululaban por todo el frente del teatro, ante la complacencia de un nutrido grupo de policías que no escuchaban a estos "trabajadores ilegales" repetir la misma cantaleta ad infinitum "¿te sobran o te faltan? te los compro y te los vendo" y les resultaba imposible identificarlos de tan bien camuflados que estaban (gritaban a voz en cuello :¡boletos, boletos! ¿cuántos quieres?), escena natural y cotidiana en estas tierras invadidas hasta el cuello por la más escandalosa corrupción que nación alguna haya padecido.
Cerca de las nueve de la noche hizo su aparición mi acompañante, experta en hacerme esperar, parece que disfruta pensando que me tiene dando vueltas y vueltas como Chuck Berry en su célebre canción, atacado por la impaciencia, pero incapaz de devolverle una y harto después de escuchar por lo menos 50 veces la inquisición de los representantes del "mal necesario" llamado reventa, entramos al recinto musical, ella no sé, pero yo, con la expectativa de escuchar a esta banda que ahora sé que es de Bristol, Inglaterra, pero que jamás había escuchado a pesar de que hace 22 años están en actividad (también me acabo de enterar de esto), y tan sólo con la promesa: "Te va a gustar".
Cuando entramos ya estaba cantando una chava, solita con un tecladito, una cajita de ritmos y una guitarra, nada mal para empezar a calentar el concierto, después veriamos que era una de la invitadas de la banda para este concierto y para algunos discos y pocos minutos después salió al escenario Massive Attack y todo el público se puso de pie, para no volver a sentarse hasta que la audición terminó, mientras yo me hacía la pregunta pendeja que me hago cada vez que estoy en esta situación ¿para qué diablos pagan un asiento si no lo van a utilizar? y si algún desorientado como su servidor quiere disfrutar el espectáculo desde la comodidad de su asiento, ¡ya se chingó! y más aún si uno tiene la desgracia de ser minusválido, de capacidades diferentes o algún otro eufemismo utilizado para lo que en mi infancia era un inválido y no puede estar de pie, ¡ya se chingó doblemente!, por lo menos yo tengo el consuelo de pararme a ratos.
Pero es hora de pasar a lo estrictamente musical y resulta que la desconocida banda (para mí), tiene un sonido poderoso muy cargado a la música electrónica, con unas percusiones protagónicas, polirítmicas y contundentes (literalmente), haciendo una mezcla de la ya mencionada tecno, más unos toques de jazz, ciertos momentos raperos, una influencia jamaiquina fuerte que importa Horace Andy, de quien se dice es toda una leyenda en su nativa Jamaica y quien es otro de los vocalistas invitados y una vena soulera que me resultó muy placentera y que protagonizaba Deborah Miller, una morenaza muy heavy en cualquier sentido que elijas y con una voz muy poderosa, otra vocalista invitada.
A la mitad del concierto y con tantos vocalistas, me sentía como en tocada de la Sonora Santanera, escuchando a una banda numerosa que además tiene catálogo de vocalistas que va utilizando según la rola que se interpreta y por si fuera poco el maestro Andy tiene un aire de Carlos Colorado impresionante y baila como la leyenda santanera.
Resumiendo, el encuentro con esta banda a la que según me enteré le adjudican la etiqueta de inventores del trip hop (sea lo que sea esto), pero que ellos rechazan, fue una experiencia placentera e inédita, tantos estilos ensamblados tan bien y vestidos de un ambiente oscuro que me hizo recordar un memorable concierto en este mismo recinto con la "jefa" Lisa Gerrard y los Dead Can Dance o los discos de Portishead, fue reconfortante, energizante y actualizante, ¿a quién se le ocurre hacer música dark que también suene a otra media docena de géneros o estilos? dicen que a un tal Garnt Marshall, alias Daddy G y quien es el líder del Ataque Masivo.
Y por último, hay que hacer mención especial a la escenografía y luces, muy original y económica, una especie de tablero electrónico proyectado atrás del grupo con juegos de luces, letreros, imágenes, potenciado por una buena dirección de luces escénicas encajaban perfectamente con el sonido tecno-industrisl-vanguardista de la banda.
Mientras esperaba a mi acompañante e invitadora me entretuve observando al ejército de revendedores de boletos que pululaban por todo el frente del teatro, ante la complacencia de un nutrido grupo de policías que no escuchaban a estos "trabajadores ilegales" repetir la misma cantaleta ad infinitum "¿te sobran o te faltan? te los compro y te los vendo" y les resultaba imposible identificarlos de tan bien camuflados que estaban (gritaban a voz en cuello :¡boletos, boletos! ¿cuántos quieres?), escena natural y cotidiana en estas tierras invadidas hasta el cuello por la más escandalosa corrupción que nación alguna haya padecido.
Cerca de las nueve de la noche hizo su aparición mi acompañante, experta en hacerme esperar, parece que disfruta pensando que me tiene dando vueltas y vueltas como Chuck Berry en su célebre canción, atacado por la impaciencia, pero incapaz de devolverle una y harto después de escuchar por lo menos 50 veces la inquisición de los representantes del "mal necesario" llamado reventa, entramos al recinto musical, ella no sé, pero yo, con la expectativa de escuchar a esta banda que ahora sé que es de Bristol, Inglaterra, pero que jamás había escuchado a pesar de que hace 22 años están en actividad (también me acabo de enterar de esto), y tan sólo con la promesa: "Te va a gustar".
Cuando entramos ya estaba cantando una chava, solita con un tecladito, una cajita de ritmos y una guitarra, nada mal para empezar a calentar el concierto, después veriamos que era una de la invitadas de la banda para este concierto y para algunos discos y pocos minutos después salió al escenario Massive Attack y todo el público se puso de pie, para no volver a sentarse hasta que la audición terminó, mientras yo me hacía la pregunta pendeja que me hago cada vez que estoy en esta situación ¿para qué diablos pagan un asiento si no lo van a utilizar? y si algún desorientado como su servidor quiere disfrutar el espectáculo desde la comodidad de su asiento, ¡ya se chingó! y más aún si uno tiene la desgracia de ser minusválido, de capacidades diferentes o algún otro eufemismo utilizado para lo que en mi infancia era un inválido y no puede estar de pie, ¡ya se chingó doblemente!, por lo menos yo tengo el consuelo de pararme a ratos.
Pero es hora de pasar a lo estrictamente musical y resulta que la desconocida banda (para mí), tiene un sonido poderoso muy cargado a la música electrónica, con unas percusiones protagónicas, polirítmicas y contundentes (literalmente), haciendo una mezcla de la ya mencionada tecno, más unos toques de jazz, ciertos momentos raperos, una influencia jamaiquina fuerte que importa Horace Andy, de quien se dice es toda una leyenda en su nativa Jamaica y quien es otro de los vocalistas invitados y una vena soulera que me resultó muy placentera y que protagonizaba Deborah Miller, una morenaza muy heavy en cualquier sentido que elijas y con una voz muy poderosa, otra vocalista invitada.
A la mitad del concierto y con tantos vocalistas, me sentía como en tocada de la Sonora Santanera, escuchando a una banda numerosa que además tiene catálogo de vocalistas que va utilizando según la rola que se interpreta y por si fuera poco el maestro Andy tiene un aire de Carlos Colorado impresionante y baila como la leyenda santanera.
Resumiendo, el encuentro con esta banda a la que según me enteré le adjudican la etiqueta de inventores del trip hop (sea lo que sea esto), pero que ellos rechazan, fue una experiencia placentera e inédita, tantos estilos ensamblados tan bien y vestidos de un ambiente oscuro que me hizo recordar un memorable concierto en este mismo recinto con la "jefa" Lisa Gerrard y los Dead Can Dance o los discos de Portishead, fue reconfortante, energizante y actualizante, ¿a quién se le ocurre hacer música dark que también suene a otra media docena de géneros o estilos? dicen que a un tal Garnt Marshall, alias Daddy G y quien es el líder del Ataque Masivo.
Y por último, hay que hacer mención especial a la escenografía y luces, muy original y económica, una especie de tablero electrónico proyectado atrás del grupo con juegos de luces, letreros, imágenes, potenciado por una buena dirección de luces escénicas encajaban perfectamente con el sonido tecno-industrisl-vanguardista de la banda.
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