Hace un par de días asistí a una de las mejores fiestas en las que he estado; el lugar: el mítico y famoso por muchas razones positivas y negativas, Roots, que estaba estrenando nombre y ahora se llama Aqua; el motivo: la presentación del genial dueto de Toronto, MSTRKRFT.
Desde antes que saliera
MSTRKRFT al escenario el ambiente estaba increíble; animado y divertido, había sin embargo cierta energía obscura y pesada. La razón: el
Dj de Vancouver
Felix Cartal estaba sobre el escenario dándole con fuerza y haciendo bailar al respetable. Los
beats de
cartal eran
super fuertes,
marcadísimos, pesados, tremendos como golpes violentos al tímpano; no era extraño sentirse algo aturdido al escuchar aquellos ritmos tan intensos, y faltaba lo bueno.
MSTRKRFT. Estaba rodeado por una multitud gigante, miré a mi alrededor y sólo veía aquellas cabezas y cuerpos moviéndose frenéticamente al ritmo de los beats, más fuertes que antes, pesadísimos, martillazos en la oreja, yo hacía lo propio golpeando el suelo con ambos pies, tirando golpes al aire con puño cerrado.
Entre todo aquello, un par de cosas vinieron a mi mente. 1. Alguna vez vi en la tele una serie documental que trataba de la historia del Rock; en uno de los capítulos se mencionaba algo acerca de cuando los chavos dejaron de bailar en los conciertos y se dedicaron simplemente a mover la cabeza de arriba a abajo, eso fue algo así como un cambio de Rock & Roll a símplemente Rock. El famoso headbanging ya es clásico de cualquier rockero. 2. Hace poco ví un documental sobre el dueto electrónico francés Justice; en él, un fanático hace un comentario interesantísimo al referirse a la música de Justice, dice más o menos: el concierto estuvo violento, supongo que ahora esto es el Rock and Roll.
Efectivamente, mucha de la música electrónica que se hace actualmente -MSTRKRFT, Justice y muchos de los DJs franceses contemporáneos, The Presets, Digitalism, Crystal Castles, Soulwax, etc.- tiene esa violencia que algún día caracterizó al Rock. Los beats se asemejan a golpes tremendos de batería o a guitarrazos potentes dignos de cualquier banda punk, metalera, garagera, etc.- Imagino a los malechores haciendo sus fechorías al ritmo de cualquiera de estas bandas, imagino lo que sintieron mis antepasados al escuchar por vez primera temas rebeldes como Jail house rock o Anarchy in the U.K. Aquella violencia (a veces justificada, aveces no) de la música de la juventud es ahora recuperada, violencia necesaria, que devuelve el carácter rebelde al rock.
Supongo que la comparación y la reflexión pueden resultar demasiado burdas, sin embargo me parece importante y atinado escribir esto. Realmente estamos asistiendo a la renovación del rock, no cómo género musical, pero sí como una actitud y una fuente de contracultura que a veces se pierde.