CANNED HEAT
"Canned Heat"
1967
Tener
catorce o quince años, andar descubriendo caminos de todo tipo, estar buscando
una identidad era la cotidianidad de su servidor en los años '69 y '70 del
siglo de las luces (de neón, por supuesto que hablo del siglo XX) y ese estado
de gracia de la adolescencia tiene la peculiaridad de agudizar los sentidos,
todo es sensualidad y todo se percibe con una intensidad que por desgracia se
va perdiendo.
En
esa situación etérea y alucinante me encontraba cuando descubrí a este quinteto
que desde entonces es una de las bandas de música más entrañables e influyentes
con que me he topado en la vida, Canned Heat me movió primero por el
impresionante ritmo de su sonido, después por el feeling para interpretar un
género que me era del todo desconocido, así que de paso les debo mi iniciación
en el gusto por el blues que hasta la fecha no me abandona.
Ya
instalado en mi asiento de fan, empecé a identificar a los cinco sujetos que de
forma tan rotunda hechizaban mis oídos: Bob Hite, el gigante gordo que cantaba
sin pedirle nada a los bluesmen negros; Alan White, la antítesis de Hite,
menudo de cuerpo y voz, con un timbre casi infantil que era uno de los sellos
inconfundibles del grupo, además de ser el armoniquista, el que producía esos
sonidos fantásticos de la armónica blusera; Adolfo de la Parra, baterista
nacido en la Ciudad de México y por tanto mi paisano, un loco que se fue al "otro lado" a aporrear tambores y ganar un lugar de insustituible en el "Calor
Enlatado"; Larry Taylor, el bajista virtuoso que era el hombre
experimentado, el que tenía más horas de vuelo, una especie de director musical
y el increíble guitarrista Henry Vestine.
Desde
entonces escucho con regularidad a este grupo de Blues y Boogie, maestros
blancos de la música negra, al principio en forma dispersa, en antologías hasta
que me hice el propósito de tener a mi disposición toda su discografía y en ese
afán encontré este disco debut, y donde aparecen varias de
las piezas que los hicieron famosos, algunas de su autoría y otras de la de los
grandes maestros, pero todas interpretadas con gran energía y maestría, en este disco aparecido antes de la presentación del Heat en el Festival de Monterey, aparece como baterista Frank Cooke,quien salió pronto para ser sustituído por De la Parra, pero ya están los elementos característicos de la banda: las voces de Hite y Wilson, la guitarra punzante de Vestine y el bajo magistral de Larry Taylor, quien era entonces y fue por mucho tiempo, el mejor bajista de blues del mundo.
El repertorio del disco, aparece equilibrado:seis piezas clásicas del Blues, de autores legendarios como Muddy Waters, Elmore James, o Willie Dixon y otras cinco compuestas por los miembros del grupo en forma colectiva, un gran debut, un gran disco de Blues blanco y una joya discográfica infaltable en toda fonoteca.
El repertorio del disco, aparece equilibrado:seis piezas clásicas del Blues, de autores legendarios como Muddy Waters, Elmore James, o Willie Dixon y otras cinco compuestas por los miembros del grupo en forma colectiva, un gran debut, un gran disco de Blues blanco y una joya discográfica infaltable en toda fonoteca.