Mostrando entradas con la etiqueta The Dears.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta The Dears.. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de mayo de 2010

HISTORIA

The Dears

El fin de semana tuve chance de ir a un famoso bar del centro de la ciudad a ver, por tercera vez en mi vida, a la banda de Montreal, The Dears. Ese concierto es el pretexto perfecto para contarles algo.

Yo conocí a The Dears allá en 2005; había comprado el No Cities Left (segundo álbum de los canadienses, editado en 2003) en Londres sin conocer a la banda más que de nombre. No Cities Left me encantó desde la primera escuchada en aquella estación de tren en París y hoy es uno de mis favoritos de todos los tiempos, nunca olvidaré cuando escuché 22: The Death of all the Romance por vez primera.
Esa genial rola resume perfecto el sentimiento de todo el disco, tristesa y melancolía durante poco más de una hora, es realmente difícil no deprimirse tantito luego de haberlo escuchado. El álbum esta lleno de ese espíritu adolescente de tristesa e incertidumbre eternas y refleja perfectamente el caracter del compositor y líder de los Dears, Murray Lightburn. Digo, es obvio que este cuate vivía en una depresión constante al momento de escribir el disco y esa sensación se contagia a cualquiera que lo escuche... 7 años y dos álbums después The Dears no han logrado superarse, aunque eso no quiere decir que los discos posteriores sean malos, al contrario.
Los dos álbums posteriores carecen de esa melancolía tan asfixiante; musicalmente son increíbles y las letras de Lightburn continuan siendo geniales, pero ya rara vez me provocan lo mismo que me provoca escuchar el No Cities Left... seguramente es cosa mía nada más.

La primera vez que ví a The Dears fue en 2007, cuando recién habían editado el Gang of Losers; aquella noche el concierto estuvo repleto de esa infinita tristeza, la densidad del obscuro y melancolico sonido de la banda llenó las orejitas de los que estuvimos presentes. Aún recuerdo a aquel Murray rodando por el piso, cantando dando la espalda al público, gritando las emociones, realizando tremendas improvisaciones que duraban varios minutos... era como un trance colectivo. Fue genial.

Tres años después, aquella banda ya no existe, aquella banda ha madurado, el sonido de The Dears sigue siendo obscuro pero ahora es más optimista, se pude ver a Lightburn y al resto de la banda disfrutando las presentaciones, disfrutando la vida. Murray, hoy esposo y padre, ya no tiene ese dramatismo en el escenario... hoy Murray es feliz, y eso hace que todo cambie.

22: The Death of all the Romance fue mucho tiempo mi rola favorita del No Cities Left y sigue siendo una de mis favoritas de todos los tiempos, es de lo más triste que he escuchado y siempre me provoca una sensación extraña... la comparto con usted, clávese en la letra y en el video, luego dígame si no le dieron ganas de llorar. Es terrible, esa canción no puede cantarse con la gran sonrisa con la que la cantó Murray el sábado... es como un fraude, me sentí robado.

domingo, 15 de febrero de 2009

EL DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

The Dears

Era 14 de febrero en la noche. No sé si el amor estaba en el aire, pero la fecha era el pretexto perfecto para una presentación del grupazo canadiense The Dears.
La noche era cálida y el Lunario del Auditorio un sitio sumamente agradable en todos los sentidos, la buena compañía y el vino tinto en mi interior daban el ambiente perfecto. Diez pe eme, sale al escenario la banda abridora Suave as hell, quienes amenizan sorpresivamente bien con su rokcito al estilo BeatlesSupergrassetcéteraetcétera. Buen preámbulo para lo que vendría más tarde.
La emoción comenzó cuando las luces desaparecierón para dar paso a las notas de Saviour; en la mejor actitud gospel, Murray Lightburn apareció cantando desde el fondo del lugar, cruzó entre el público que lo aclamaba mientras el resto de los Queridos subían al escenario para realizar los coros respectivos. Cuando Murray dejó al público tomó un ramo de rosas y lo lanzó a los fans en agradecimiento, gran manera de entrar y eso apenas comenzaba.
No cabe duda que Murray es un gran frontman; posee una gran voz, dulce y suave pero que explota súbitamente en gritos de melancolía desgarradora, es claro que el tipo realmente vive y siente lo que canta, la expresión de su rostro, sus movimientos sobre el escenario lo demuestran perfectamente. El resto del grupo, renovado totalmente (salvo por Natalia Yanchak, tecladista y esposa de Murray) después de la casi desintegración de la banda no permitió extrañar en ningún momento a los miembros anteriores. Todos estos cuates son excelentes músicos y lo demostraron ampliamente interpretando rolas en la mayoría del más reciente disco, Missiles.
Si bien el Missiles es un gran disco, el corazón de el que escribe no sintió emoción hasta escuchar los primeros acordes de guitarra de Whites only party del Gang of Losers y después de otra de las favoritas, Bandwagoneers. Pero yo esperaba rolas del maravilloso primer álbum No Cities Left; ya habían tocado Lost in the plot, pero esa es la menos buena de ese discazo. Los Dears no atendieron mis súplicas y continuaron interpretando de los otros discos, lo cual resultó siendo bueno, porque comencé a disfrutar realmente aquellas rolas que antes había despreciado por ser menores a las del No Cities Left.

El concierto tuvo momentos increíbles y llenos de emoción todo el tiempo, pero el auténtico climax llegó cuando, para el encore se aventaron, por fin We can have it, un cachito de Who Are You, Defenders Of The Universe?, y el increíble final con 22: The Death Of All The Romance. El final con esta rola, que es de lo más triste que he escuchado, se convirtió en una verdadera fiesta con todo el Lunario (Dears incluídos) cantando a coro: los hombres cantando con Murray, las chicas con Natalia y todos juntos en ese gran coro... tell me the lies!! Un gran momento.
Qué gran concierto dieron los Dears, no se si fue la fecha o el vino, pero yo salí de ahí flotando y enamorado de todo. Sepa más sobre esta bandota.