lunes, 25 de agosto de 2008

RESEÑA

Cuando logré entrar al Teatro de la Ciudad las luces ya estaban apagadas y un ruido extraño salia de las bocinas; para cuando logré llegar a mi asiento en el tercer piso, los gemelos Simone y Amedeo Pace y Kazu Makino ya estaban sobre el escenario tocando la primer rola del concierto.
Lo primero que note fue la sobriedad del escenario; un espacio grande de teatro simplemente decorado con amplificadores, sintetizadores, un pequeño cisne de ¿plástico? y la contundente presencia del trio Newyorkino y sus instrumentos.

Ruido rosa. Así se describe la música de Blonde Redhead. Todo el tiempo estuve pensando en este concepto, la melancolía de la guitarra con sus riffs poderosos y suaves al mismo tiempo, la dulce, dulce voz de la bella Makino y sus sensuales movimientos tuvieron como en trance al público que permanecía en sus asientos únicamente observando el ruido rosa iluminado por colores rojo, azul y blanco.

Ninguno de los integrantes hablo durante tres o cuatro canciones, hasta que Kazu pidió en inglés que nos levantáramos de nuestro asiento. La increíble atmósfera que creaba Blonde Redhead con su música y que atraía ya casi todos mis sentidos, se vio completa cuando percibí el denso perfume de la chica sentada delante mio; quien, a petición de Kazu, se levanto mostrándome su esbelta espalda que bailaba siguiendo los delicados acordes de Spring and by summer fall y 23. Yo también comencé a bailar siguiendo los huesos de esa espalda. Sentí un calor sofocante pero muy agradable y empecé a sudar.

Hora y media después de éxtasis de sonidos, aromas y miradas intercaladas a la espalda, la banda y la mujer que me acompañaba, Blonde Redhead salió del escenario para volver minutos después, tocar tres rolas más, salir de nuevo, y regresar una última vez a interpretar esa bella melodía con un teclado estilo francés. Todos nos quedamos esperando Elephant woman.

Blonde Redhead desapareció repentinamente, no hablaron más que dos o tres frases en todo el concierto, pero dijeron demasiado con su ruido rosa. Al salir, quede con una sensación de vacío, por un momento extrañé mucho aquellos sonidos, la angelical voz de Kazu y sus bellas piernas realizando aquellos sensuales movimientos. También mire partir aquella espalda sin rostro ni nombre. Cuando volví a la realidad me sentí un poco triste y, para mi pesar, tuve que dormir con aquella mujer que era la mía, pero cuyo aroma no era el que debería.

Escuche a Blonde Redhead: http://www.myspace.com/blonderedhead Comparto la única foto que logré del concierto... si te reconoces, hiciste parte de mi noche y la dejaste inconclusa.


2 comentarios:

ariel-conlaluna dijo...

¡Qué buen texto! empezaste titubeante, sin definir estilo, pero vas en chinga, escribiendo cada día mejor.

Anónimo dijo...

Ruído rosa, me gustó ese concepto...interesante...